Eclosión del velocipedismo
Corredores de biciclos y triciclos en la puerta de la primera Sociedad de Velocipedistas de Zaragoza. Año 1882
DEPORTES Y JUEGOS TRADICIONALES
Publicado en “Cuadernos Altoaragoneses” del Diario del Altoaragón, Domingo, 14 de abril de 1996
Por José Antonio ADELL CASTÁN y Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ
En la segunda mitad del siglo pasado surgió el sport velocipedista. En Huesca apareció con prontitud gracias a Joaquín Costa, que envió a sus amigos oscenses, Larruga, Beltrán, Lasierra y Larrosa, un papel de fumar con un dibujo del prototipo de velocípedo que los hermanos Michaux presentaron en la Exposición Universal de París de 1867.
Bizén D’o Río, en un articulo etnológico, señalaba que "en enero de 1868 don Mariano Catalán ya construía la segunda máquina, tras haber fabricado y probado la primera o prototipo" (1). Así, el Altoaragón se convertía en la cuna del ciclismo español. El 20 de marzo de 1868, según D’o Río, don Gregorio Barrio y don Mariano Catalán, partieron a Zaragoza, "siendo ésta sin duda alguna la primera excursión velocípeda realizada en España".
Otro de los pioneros del ciclismo fue Manuel Ricol, considerado el "decano de los velocipedistas nacionales" o "apóstol del pedal"; en 1969 ya montaba en velocípedo. En 1876 se estableció como relojero en la ciudad de Barbastro y al poco tiempo fundaría el primer club velocipedista de Aragón (2).
Clubes o sociedades velocipédicas
Otros clubes o sociedades surgirían para fomentar este nuevo sport en Aragón: la "Sociedad de Velocipedistas de Zaragoza", el "Club Velocipedista Oscense" (constituido el 21 de octubre de 1889), el "Cicle Club Barbastrense" (fundado por Manuel Ricol en diciembre de 1893, tras la disolución del "Club de Velocipedistas de Barbastro, en abril del mismo año), "Huesca Ciclista", la "Sociedad Velocipedista de Huesca" (surgió en 1899), el "Club Velocipédico Turolense" (sociedad constituida en agosto de 1896 y presidida por Federico Puig, cónsul de la Unión Velocipédica Española) o el "Club Velocipedista de Ejea de los Caballeros".
A finales de septiembre de 1889, se celebró una reunión de velocipedistas y aficionados en el teatro Principal de la capital oscense. Los congregados, unos cincuenta, trataron la conveniencia de crear una sola y numerosa sociedad, y para ello nombraron una Junta directiva, constituida por Juan Antonio Palá (presidente), Gregorio Campaña (vicepresidente), José María Susiac y Miguel Ángel Espluga (vocales), Ramón Duch (tesorero) y Luís Esteban (secretario). Además se nombró una comisión compuesta de Rafael Acebillo, Arturo Franco, Vicente Galbe y Juan José Guillén con objeto de reformar y redactar los estatutos que debían regir la naciente sociedad.
Luís Gracia, en el artículo citado, nombra a todos los fundadores del "Cicle Club Barbastrense", algunos vecinos de localidades próximas como Lascellas o Angüés. El Club estaba presidido por Manuel Ricol; el secretario era Benito Ferrando; tesorero, Luís Sambeat, y vocales, Antonio Grúas y Ramón Beso.
La primera junta directiva de la "Sociedad Velocipedista de Huesca" estaba formada por Gregorio Campaña, presidente; Rafael Acebillo, vicepresidente; contador, Juan José Guillén, y secretario, José Mª Álvarez.
Las primeras carreras
En 1886, durante las fiestas del Pilar de Zaragoza, se disputaron por primera vez en Aragón las espectaculares carreras con velocípedos (biciclos, bicicletas, triciclos, tricicletas y tandems), ante un inmenso gentío que se congregó en el paseo de Santa Engracia. Entre los vencedores ya comenzaron a destacar algunos afamados velocipedistas: Manuel Ricol, Mariano Bellostas y Manuel Jordán, los tres de Barbastro.
Bellostas venció en la carrera "Regional biciclista", de 2.000 metros, y se clasificó en segundo lugar en "Regional triciclista", también de 2.000 metros, y en la "De seguridad". Ricol obtuvo el primer lugar en la "Regional triciclista", y Jordán sería segundo en la "Regional biciclista".
En las carreras nacionales ("Gran nacional", de 4.000 metros; la "Nacional de triciclos", de 3.000 metros, y la "De seguridad") obtuvieron los primeros premios corredores de Madrid. Se esperaba que, además de los madrileños y barbastrenses, participasen en estas pruebas velocipedistas de los clubes existentes en Bilbao, Sevilla, Cádiz, Valladolid y Santander.
Dos de las carreras que se consideraban las más importantes, el "Gran handicap" y el "Gran concurso de agilidad y destreza" no pudieron celebrarse porque el público invadió la pista, siendo imposible contenerle. El "Gran handicap" era una carrera de 2.000 metros en la que participaban todos los corredores que habían tomado parte en las carreras anteriores.
En las Condiciones o normas que regían las carreras, se especificaba que se utilizaría el reglamento de la Sociedad de Madrid. Había que vestir "traje de rigor", no se exigía "matrícula" o tasa de participación y se reglamentaba el color del traje y la altura del velocípedo.
En 1887, siguiendo el ejemplo de la capital aragonesa, el paseo del Coso de Barbastro acogería las carreras de biciclos, bicicletas, tandems y de cintas. Participaron diecinueve corredores; diez de Barbastro y el resto de Zaragoza. Algunos de los barbastrenses fueron: Ricol, Bellostas, Pallás, Cáncer, Gimeno, Ferrer, Artero...
Al final de las carreras todos los velocipedistas participaban en la carrera de cintas; en esta ocasión las mujeres de Barbastro habían bordado sesenta cintas para que se las disputasen los corredores.
En 1888 también se organizaron pruebas similares durante las fiestas de San Lorenzo. Las presenció numeroso público, que de antemano había ocupado las tribunas levantadas en medio de árboles y en puntos elevados. Ganaron los primeros premios Campaña, de Huesca; Arnillos y Bellostas, ambos de Barbastro, y los zaragozanos Artier y Baraza. Otros premios fueron obtenidos por Bescós, Soteras, Ostalé, Miravete, Navarro, Ramos y Azcarazo. Al final, todos participaron en un carrousel o carrera de cintas muy animada, en la que se apreció que los velocipedistas del club de Zaragoza tenían más práctica.
Los grandes vencedores de estas carreras fueron Baraza y Gregorio Campaña, a ambos se les obsequió con una serenata.
Las carreras de velocípedos de 1888, en Huesca, despertaron una gran afición entre los jóvenes; ir en estos artilugios se consideraba una diversión y, a la vez, un ejercicio higiénico. A los pocos días, después de celebrarse las carreras de las fiestas de San Lorenzo, se constituyó un club velocipedista.
Otras pruebas
El 15 de marzo de 1889, según recogía Luís Gracia Vicién en el artículo citado, Ricol hace 252 kilómetros 700 metros en 20 horas y 32 minutos, al pretender batir el récord de 24 horas de Enrique Marzo, de 287 kilómetros; desgraciadamente Ricol abandonó la carrera antes de tiempo, pues equivocadamente creyó que el récord era solamente de 250 kilómetros; de otro modo tenía la convicción de alcanzar la distancia de 300 kilómetros en 24 horas.
Esta heroicidad debió tener trascendencia en el ambiente velocipedista, a juzgar por la noticia que recogía el diario La Derecha en septiembre del mismo año:
"El pasado domingo y con el objeto de disputar al señor Ricol de Barbastro el premio que otorga la sociedad de velocipedistas madrileña al que en menos tiempo recorriera 252 kilómetros 700 metros, salió de Huesca el velocipedista D. Gregorio Campaña, haciendo la trayectoria en 19 horas y 53 minutos, o sea en 39 minutos menos que su compañero de Barbastro; siendo de advertir que dicha carrera hubiera podido realizarla en mucho menos tiempo, a no impedirlo no solamente lo accidentado del terreno, sino también el viento huracanado que en muchas ocasiones le impedían dar toda la velocidad que deseaba a su máquina, originándole en una ocasión una fuerte caída que le produjo algunas contusiones, lo que no impidió que el señor Campaña continuara la carrera, aunque no pudo hacerlo con la celeridad que hasta entonces.
A pesar de estos accidentes el tiempo empleado por el señor Campaña, de Huesca a Canfranc, ha sido el de ocho horas y 41 minutos, incluyendo en ello el tiempo necesario para su alimentación y para recoger las firmas que atestiguaran su triunfo" (3).
Ricol aún establecería más records: 100 kilómetros en 5 horas 48 minutos (29 de junio de 1890); recorrido de 102 kilómetros de Barbastro-Huesca-Barbastro, en 5 horas 10 minutos (agosto de 1890), entre otros.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS
(1) Bizén D’o Río: "La bici", en Cuadernos Altoaragoneses, nº 147, 6/V/90.
(2) Ver el artículo de Luís Gracia Vicién: "Manuel Ricol, un sportman barbastrense del siglo pasado", en Diario del Altoaragón, 10 agosto de 1897.
(3) "Noticias de Aragón", en La Derecha, 18 de septiembre de 1889.
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