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García y Adell

Las milorchas y el Montgolfier

Las milorchas y el Montgolfier

El Campo del Sepulcro de Zaragoza era el lugar favorito para este deporte indígena. En aquella explanada se daban cita los aficionados al inocente juego que estuvo de moda mucho tiempo. La llegada de los globos aerostáticos acabó en Zaragoza con el milorcheo

 

DEPORTES Y JUEGOS TRADICIONALES

 Publicado en “Cuadernos Altoaragoneses” del Diario del Altoaragón, Domingo, 31 de marzo de 1996

Por José Antonio ADELL CASTÁN y Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ 

    Tras las especulaciones de Leonardo de Vinci sobre la posibilidad de imitar el vuelo de las aves, los primeros resultados satisfactorios fueron los obtenidos por los hermanos Montgolfier. En 1783 lograron elevar globos aerostáticos llenos de aire caliente (que denominaron montgolfier). 

    El invento lo desarrollaron después de comprobar cómo se elevaba un paralelepípedo de papel vitela, hinchado con aire caliente obtenido al quemar lana y paja húmeda. 

    El 19 de septiembre de 1783, en los jardines de Versalles, ante el rey y la corte francesa, los hermanos Joseph y Etienne lanzaron un globo esférico del que iba suspendida una jaula de mimbre con un cordero, un gallo y un pato, que soportaron perfectamente la ascensión. 

    A finales del siglo XIX surgieron los primeros aeroplanos, imitando el vuelo de las cometas o milorchas (milochas).

Las milorchas

    Los Montgolfier también dieron nombre a los globos de papel, conocidos igualmente como globos aerostáticos, generalmente grotescos, que durante años, y aún en la actualidad, han hecho las delicias de los niños en toda clase de fiestas.

    Desde mediados del siglo pasado y hasta 1857, en que se vieron por primera vez en Zaragoza los globos aerostáticos, las milorchas (nombre con el que se conocía en Zaragoza la popular diversión de las cometas) fueron el entretenimiento que más entusiasmó a jóvenes y mayores en la capital aragonesa. Tuvo tanta importancia la diversión y espectáculo que propició una floreciente industria (1). 

    No había en Zaragoza un solo hijo de vecino que no tuviera su milorcha; las había de todos los tamaños, unas más baratas que otras. Mariano Gracia recordaba donde practicaban aquella afición que traía loca a medio Zaragoza: "Nuestro lugar preferido para dedicarnos a aquel sport indígena, era el campo del Sepulcro. Nos dábamos cita en esa explanada todos los aficionados al inocente juego luciendo nuestras respectivas milorchas decoradas con figuras de colores y con grotescos rabos" (2).

    Entre todas las milorchas, la reina fue la del Chapero. Era tan colosal, según nos relata José Hijazo, que una vez suspendida en el aire se la hacía subir o bajar por medio de un torno de madera empotrado en el suelo del Campo del Sepulcro. Cuando la gente barruntaba que iba a ser lanzada, acudía numeroso público a presenciar el espectáculo.

    En las cometas se inspiraron los inventores del aeroplano; en los primeros momentos se llegaron a construir grandes cometas con un "pasajero", hasta que se perfeccionó el nuevo invento.

    La llegada de los globos aerostáticos acabó en Zaragoza con las milorchas. De aquella esplendorosa época, según contaba Hijazo, sólo quedó durante un tiempo la frase: "¡no sé dónde echaré esta tarde la milorcha!", como sinónimo de pasarlo bien.

El "Observador"

    En el verano de 1857 llegó a Zaragoza una compañía de "piculines", procedente de Madrid, para ofrecer varias funciones en la Plaza de Toros. Uno de los artistas del espectáculo fue el famoso acróbata Mr. Esteban Buislay, que realizaba arriesgados ejercicios; pero lo más interesante para el público llegaba al final de la función. Un globo monstruo, a lo montgolfier, llamado "Observador" hacía su triunfal ascensión.

    Lo más atrayente del espectáculo, según narraba José Blasco (3), era la operación de hinchar el aerostato. Los concurrentes se echaban al redondel y luego resultaba imposible hacerlos volver al sus localidades. En la segunda exhibición ya tuvo que tomar cartas en el asunto la autoridad.

    A la barquilla subía el hijo de Buislay, Julio, un joven de unos 15 años. La despedida resultaba conmovedora; padre e hijo se abrazaban estrechamente antes de separarse. Al soltar amarras la gente se quedaba con la boca abierta contemplando como el globo desaparecía por las alturas. En ese momento, los espectadores salían de la plaza y muchos, corriendo por sendas y caminos, saltando márgenes y brazales, iban al lugar donde caía, celebrándose con gritos, vivas y aplausos el descendimiento del joven Buislay.

    Según comentaba José Blasco, era tan grande el número de curiosos que acudían a prestar auxilio al aeronauta, que muchas fincas de la huerta sufrían serios quebrantos. Para evitar estos males, en sucesivas ascensiones se pregonaba por las calles esta advertencia: "Se suplica al respetable público que concurra esta tarde a la plaza de toros y al que no asista, que el globo será auxiliado por servidores de la compañía y guardas de los términos de la ciudad, prohibiéndose, bajo multa, transitar por los campos sin otro pretexto".

Los "Montgolfier" en Huesca

    Un siglo después de que se inventara el globo aerostático, y unos cuantos años antes de que se hicieran las primeras demostraciones de la aviación, en Huesca eran habituales las pruebas de aeronautas subidos en sus globos para ascender hasta las alturas.

     La presencia de estos monstruos, llenos de aire con tripulante, se hacía coincidir con fiestas de San Lorenzo. Era el momento propicio para que fuera más rentable el "negocio", por la concentración de gente acentuada con la llegada de numerosos forasteros.

    A continuación señalamos algunas demostraciones que se pudieron presenciar entre el siglo pasado y el presente en la capital altoaragonesa: 

    En 1884, el aeronauta J. Ruiz Budoy, subido en el trapecio que colgaba de su Montgolfier, ascendió en la plaza de Zaragoza para descender, sin dificultades, en una colina cercana al próximo santuario de Cillas (4).

    Como podemos observar en grabados de la época, algunos de estos navegantes aéreos eran verdaderos trapecistas o piculines, por utilizar un término habitual en aquella época. Colgados de un trapecio, se elevaban con el globo realizando diferentes piruetas, mientras el globo navegaba al capricho del viento y hasta que caía.

    En 1888, el día que se había programado la ascensión del globo se suspendió, a consecuencia de haberse caído un madero que lo sujetaba, produciendo graves heridas a un niño que cogió debajo. No obstante, al día siguiente, el aeronauta Onrey ascendió con su nuevo globo, elevándose a respetable altura. En el descenso tuvo varios incidentes, con el peligro que supone desde tales alturas. Cuando toco tierra, Onrey fue muy felicitado y aplaudido.

    Todos los años, durante las fiestas de San Lorenzo, se soltaban los clásicos globos aerostáticos grotescos, construidos con papel. En 1900, además de estos pequeños artilugios, el aeronauta Ranea acudió a Huesca para elevarse con su globo montgolfier bautizado con el nombre de "Ciudad de Cádiz".

    En 1901 se seguía anunciando, como número extraordinario del programa de festejos, la actuación del aeronauta Onrey, que iba a realizar una ascensión en su globo "La Francia", pero el viento adverso impidió los intentos del tripulante, con la consiguiente decepción de la multitud que se había congregado en el Paseo de la Estación.

    Las ascensiones eran verdaderamente arriesgadas. El propio Marcelo Onrey había sufrido varios accidentes graves: en Cartagena cayó a dieciocho millas de la costa; en Tolosa se le incendió, quedando su globo de mil doscientos metros reducido a dieciséis. Estos y otros detalles curiosos se podían ver en un álbum que siempre llevaba consigo el capitán Onrey.  

CITAS BIBLIOGRÁFICAS

(1) Así lo contaba José BLASCO HIJAZO: ¡Aquí Zaragoza! Tomo 1, Edición Facsimil, Zaragoza, 1988, pp. 128 y 129.

(2) Mariano GRACIA: "De mis buenos tiempos. Memorias de un zaragozano. XXX", en Heraldo de Aragón, 7 de mayo de 1906.(3) José BLASCO HIJAZO: Opus citat. pp. 130 y 131.(4) En Diario de Avisos, 13 de agosto de 1884.

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http://garcia-adell.blogspot.com.es/2008/11/deportes-y-juegos-tradicionales-ndice.html

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