Marzo, la fiesta de la Naturaleza
En Aínsa celebraban la “Fiesta del Árbol y del Pájaro”. (Foto: C. García)
EL CICLO FESTIVO ANUAL
José Antonio ADELL CASTÁN y Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ
"Marzo marcero,
que faiga güen sol
y caiga un aguacero...".
Para los romanos era el primer mes del año. En este mes los efectos climatológicos se observan en las expresiones de las gentes; así, suele decirse que empieza a "marcear" cuando corren vientos revueltos. Es un mes desconcertante, como se refleja en el siguiente refrán:
"Marzo marcero;
por la mañana cara de perro,
y por la tarde guapo mancebo".
Las siembras ya se han efectuado casi en su totalidad durante el mes de febrero, excepto la avena en Matidero y otros lugares; como señalan Arazo y Cañas (1), que recogen el dicho popular:
"La avena de febrero
llena el granero,
pero no en Matidero".
En este lugar en febrero todavía quedaba bastante nieve en los campos. Era la época en la que los labradores se dedicaban al duro trabajo de cavar las viñas. Ahora éstas ya escasean.
Según cuenta Antonio Beltrán, en Ansó hacían en el río una de las tres coladas anuales, utilizando ceniza por lejía; la anterior había sido en adviento, preparando la ropa para Navidad.
Arnal Cavero narra que en la montaña, en torno a Alquézar, "marzo es el mes de las novenas: la de San Miguel, la de San Antonio, la de San José y la de San Francisco Javier" (2).
El primer viernes de marzo se decía que el diablo celebraba su santo o su cumpleaños. En Huesca este día hacían la procesión del Vía-Crucis, partiendo de la iglesia parroquial de San Pedro el Viejo, con el Nazareno, hasta la ermita de Salas.
También había alguna feria. En 1932 se crea una nueva feria de ganados de todas clases en Barbastro, para los días 20, 21 y 22 de marzo. Próxima en fechas, en Sariñena se celebraba la feria de caballerías del domingo de Ramos.
La Cuaresma
Terminado el tiempo de Carnaval, llega la Cuaresma. Son cuarenta días de ayunos y penitencias, marcados por la Iglesia. Su celebración es variable en función de la Semana Santa. Se inicia el Miércoles de Ceniza y finaliza el Domingo de Ramos, aunque los días de austeridad se prolongan hasta el Viernes Santo. En los primeros siglos se colocó el tiempo de Cuaresma desde un domingo hasta el Viernes Santo, pero luego se adelantó al miércoles para no considerar los domingos, días en que la Iglesia no concebía el ayuno.
Esta fiesta surgía, por imperativo eclesiástico, para una mejor preparación de la Pascua. El número de cuarenta se estableció en función de ser un "número" muy utilizado en el Antiguo y Nuevo Testamento. Cuarenta fueron los días que Jesús permaneció en el desierto antes de comenzar sus tres años de al denominada "vida pública".
Doña Cuaresma es uno de los personajes simbólicos que figura en el Libro del Buen Amor, del Arcipreste de Hita. Es la contraposición a Don Carnal, cada uno con sus tiempos de reinado.
La Cuaresma está situada entre la fiesta del Carnaval de tipo pagano y la fiesta de la Pascua, la celebración más importante del mundo cristiano.
La Pascua es la fiesta central de todo el ciclo: Carnaval-Cuaresma-Semana Santa-Pascua-Ascensión-Pentecostés-Corpus. La Pascua es la fiesta de la Resurrección de Cristo, situada al comienzo de la primavera, mientras la Navidad es la fiesta del Nacimiento, situada al inicio del invierno.
La Cuaresma se representaba en forma de vieja con siete piernas, que significaban las siete semanas que duraba la misma. Los niños cuando volvían el domingo de misa cortaban un pie. Venía a ser un calendario de estos días, con siete arenques que colgaban de él, símbolos de la prohibición de comer carnes.
En estos días no se permitían las representaciones teatrales, no se podía cazar y normalmente tampoco se abrían los cines. El tiempo resultaba más largo, de ahí el dicho "esto es más largo que la Cuaresma".
El ayuno era especialmente riguroso y sólo se evadían de él los enfermos o aquéllos que adquirían la "bula" para comer carne.
En alguna ocasión las normas cuaresmales quedaban transgredidas. Así el día del Miércoles de Ceniza se enterraba la sardina y a pesar de ser día de ayuno y abstinencia, no siempre era respetado. El Domingo de "Piñata" era el primer domingo de la Cuaresma y en esa jornada se continuaba con los bailes, disfraces y comilonas.
La "Vieja Remolona"
En algunos de nuestros pueblos aún pervive el "viejo remolón" o "la vieja remolona", que suele celebrarse el tercer miércoles de Cuaresma. Según Manuel Benito "sirve para recordar a la naturaleza la victoria de la naciente primavera, simbolizada aquí por los niños, que son los que desarrollan la fiesta, sobre el viejo y remolón invierno que no quiere acabar de irse y que se ve pergeñado por un muñeco semejante al de carnaval" (3).
En Alcubierre los niños de la escuela salen en cuadrilla, durante toda la mañana, a pedir por las casas, con una escoba cubierta con un pañuelo negro, a la que llaman "vieja remolona". En cada casa van cantando:
"La vieja remolona
no quiere comer pan,
sólo chocolate
y chulla si le dan.
Los chicos de lo escuela,
todos suplicamos,
que cuando cante el gallo
nos den lo que pidamos.
Quiquiriquííí".
En Torres de Montes los niños construyen un muñeco o "pelele", con el que también recorrerán las casas.
La fiesta del "viejo remolón" enlaza con la de "serrar la vella" que existe en Cataluña. El cuarto miércoles de Cuaresma los chiquillos salen en grupos de cuatro o cinco con una sierra una cesta y un palo grueso que fingen serrar en cada puerta, cantando una copla. Recogen huevos, butifarra, frutos secos, etcétera, y al finalizar celebran una merienda. Quizá sea una forma de expresar que la Cuaresma es muy larga y hay cierta alegría por haber llegado a la mitad de la misma.
Antaño la Cuaresma venía cargada de prohibiciones de todo tipo y abundancia de ayunos, abstinencias y sermones. Algunos ayuntamientos, como el de Huesca, pagaban al predicador o "cuaresmero", que predicaría en la iglesia o catedral.
En Huesca, según ha estudiado José Antonio Llanas Almudébar hasta "los burdeles de la ciudad permanecían solitarios y las barraganas en la miseria más atroz, pues los doscientos azotes y otras penas al arbitrio de los señores jurados no dejaban de ser un freno total al ímpetu de los jóvenes galanteadores" (4). Esto lo expresa el escritor oscense a raíz de un pregón de 1621, que consta en el Archivo Municipal.
Algo parecido debía ocurrir en otras ciudades españolas. Baste decir que en Salamanca, tras las ordenanzas dadas por Felipe II, que obligaban a que la Casa de Mancebía salmantina fuese desalojada en Cuaresma, el denominado "lunes de aguas", tras la Pascua, los salmantinos traían de nuevo con barcas por el río Tormes a aquellas mujeres, cuyo oficio o beneficio era revisado por el denominado "padre Putas". Aún aparece la figura de un muñeco en esa jornada, al que los niños denominan ahora "padre Lucas".
La Fiesta del Árbol
"El que plantó un árbol antes de morir no ha vivido inútilmente" (Dante)
En los años veinte, fundamentalmente durante el mes de marzo, se extendió por Aragón la celebración de una simpática fiesta, denominada "Fiesta del Árbol", para rendir "culto" al árbol. Los niños eran los principales protagonistas; se desarrollaba de forma similar en todos los lugares: el día señalado, los niños de las escuelas y el vecindario en general se reunían en la plaza o junto a la Casa Consistorial, esperando el repique de campanas que anunciaba la salida de la comitiva hacia el lugar donde iba a tener lugar la plantación de árboles; allí, el cura párroco los bendecía, las autoridades leían discursos, destacando el amor a los árboles, señalando el benéfico influjo de los árboles en el régimen de lluvias, en la regulación de la temperatura, como previsión de inundaciones, etcétera. Los niños leían poesías alusivas y, después, el Ayuntamiento les ofrecía una merienda.
Con el deseo de inculcar en los niños el respeto al arbolado y estimularles para fomentar esta fiesta, una vez llegados a mayores, se daba cumplimiento al Real Decreto de 5 de enero de 1915.
En 1921 se celebró por primera vez esta fiesta en Laperdiguera; la música de cuerda realizó un pasacalle el día señalado (14 de marzo) y, media hora después, un volteo de campanas concentraba a toda la población en la escuela del pueblo, marchando la comitiva en dirección a la iglesia para participar en la misa. Durante el trayecto los niños y niñas, acompañados del maestro y al son de la música cantaban los himnos de "Los exploradores" y el de "La bandera". A las tres de la tarde un nuevo volteo de campanas anunciaba la salida de los niños de la escuela, con su arbolito al hombro, y las niñas, llevando en la cabeza un bonito estandarte, al lugar de la plantación; los niños depositaron los árboles en los hoyos que sus padres habían hecho por la mañana. A continuación varios niños y niñas, el maestro, el alcalde y el cura hicieron discursos resaltando los beneficios del árbol. Los niños fueron obsequiados con una merienda y, por la noche, salió la ronda de los mozos con el cantador Antonio Bareche.
En La Paúl, tras el repique de campanas partían desde la plaza de la Justicia, con la bandera de los colores nacionales, dirigiéndose al lugar de la plantación (en 1926 junto al río Gállego, en el punto denominado "Monreal de medio", y el cura bendijo 300 álamos y chopos que con anterioridad había plantado el guarda municipal); tampoco faltaron discursos alusivos, merienda para los niños y cantos de himnos al árbol.
En Aínsa se denominaba "Fiesta del Árbol y del Pájaro". Comenzaba la víspera con un recorrido por las calles cantando himnos, acompañados por la orquesta, que dirigía el violinista de la localidad Pedro Lacambra y en la que se distinguía el notable guitarrista Miguel Monclús, de Morillo de Tou. Todos los balcones lucían hermosos tapices, gallardetes y banderitas españolas; en la plaza se elevaba un vistoso arco de triunfo y en las carreteras colocaban ornatos caprichosos. Los árboles se plantaban en diferentes puntos de la villa, siendo antes bendecidos por el párroco y, como de costumbre, no faltaban los discursos y el banquete.
En Canfranc recordaban las palabras de Costa "España en una nación que, entre otros, padece el mal de piedra", aludiendo a los numerosos calveros. La plantación en 1926 se efectuó en el paseo del río.
Una nutrida rondalla amenizaba el acto en Villanúa. La comitiva se congregaba en la plaza Mayor para escuchar las poesías que recitaban los niños y los himnos, una "Salve al Árbol" y el "Himno al Árbol", original de los oscenses Manuel Montorio y Manuel Banzo Echenique. En 1926 la plantación se efectuó en la partida llamada "La Paúl", colocando 125 chopos canadienses, procedentes del vivero de San Rafael que la Sexta División Hidrológico-Forestal tenía instalado en este término.
En Agüero, después de la plantación (en 1926, en las márgenes de la carretera) la comitiva acudía al lugar denominado "La cochera" donde los niños entonaban cantos alusivos, acompañados por los músicos Manuel Santamaría, Liborio Núñez y Alfredo Curto, y discursos. En febrero de 1926 el Ayuntamiento plantó 12.000 pinos en las proximidades del pueblo.
En la villa de Aragüés del Puerto los niños se dirigían en formación, encabezada por banderas nacionales, cantado composiciones dedicadas al Árbol y a la Patria, al sitio de la plantación (en la "Fuente-nueva" se plantaron en 1927 numerosos tilos).
Los niños de Peñalba acudían a "La Rebalsa", lugar de la plantación en 1926, entonando himnos al árbol y a la bandera. Tras los discursos se repartía entre los niños la tradicional merienda consistente en salchichón, una naranja y el correspondiente panecillo.
Salas Altas celebró en 1920 esta fiesta por primera vez, plantando árboles en la ermita de la Candelaria y en la plaza Mayor. Pomar de Cinca, en 1922. Angüés, Castejón del Puente, Fonz y Javierrelatre la celebraron por primera vez en 1926; en Angüés, en el término "El Rasal", y en Castejón se plantaron cientos de púas de álamo a orillas del Cinca.
En Binaced los niños llevaban su azada al hombro y las niñas unos cántaros con los que se regaban los árboles; todos ostentaban banderitas con los colores nacionales.
Otros lugares que demostraron su "culto y patriótico" proceder fueron: La Almunia de San Juan, Alquézar, Arasanz de Benasque, Asín, Bielsa, Bolea, Fiscal (en 1920, en la ribera del río Ara), Huesca (los niños de todos los colegios acudían al cerro de San Jorge o, como en 1920 y en 1922, al camino de Salas, llamado de las Cruces), Javierregay, Peralta de la Sal (en 1926 en los lados de la carretera a la entrada y salida de la villa), Ontiñena (en 1926, en el lugar denominado "Pozo"), Esplús (en 1925, por el camino de Binaced, en el altozano donde está situada la ermita de San Roque), Sariñena, Valfarta, Velilla de Cinca...
CITAS BIBLIOGRÁFICAS
(1) ARAZO, A. y CAÑAS, C.: "Matidero, en la cabecera del Alcanadre", en Cuadernos Altoaragoneses. 29 de abril de 1990.
(2) ARNAL CAVERO, P.: Aragón en alto. Zaragoza, p. 144.
(3) BENITO MOLINER, M: "El ciclo carnavalesco en el Pirineo Central" en Anales del Museo del Pueblo Español. Tomo III. 1990., p. 119 y 12O.
(4) LLANAS ALMUDÉBAR, J.A.: "Glosa número 138: De cuando el Ayuntamiento se metía Cuaresmero" en Folletón Altoaragón. Fascículo 93. Seis de marzo de 1983, p. 9.
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