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García y Adell

Julián Salillas, el corredor de Lanaja

Julián Salillas, el corredor de Lanaja

Farlete (17-8-35): 1º Julián Salillas, de Lanaja (3º por la derecha); 2º Francisco Pardos, de Fuentes de Jiloca; 3º José Romeo, de Zaragoza; 4º Vicente Buisán; de Zaragoza; 5º Joaquín Callao, de Valdealgorfa.

Publicado en el programa de Fiestas de Lanaja del 2006 en honor a San Mateo

Celedonio García Rodríguez y José Antonio Adell Castán

      Desde el siglo XIX las carreras pedestres fueron muy populares por todo Aragón. Se denominaban “corridas de pollos”, por ser estas aves de corral el premio que se otorgaba a los vencedores. Normalmente, el vencedor recibía tres pollos, el segundo clasificado dos y el tercero uno. Se organizaban durante las fiestas patronales o de cofradía, en un ambiente festivo. Con este nombre se programaron en las fiestas de San Mateo de los últimos años del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX.

La carrera de Lanaja

     Era uno de los festejos más típicos y pintorescos de las fiestas de Lanaja. Así lo reflejan las crónicas de la época. El Heraldo de Aragón de 1917 decía: “En la carretera de Alcubierre se celebró una gran corrida pedestre, que presenció el pueblo en masa, y otra gran carrera de ciclistas”.

     La carrera transcurría desde los olivares de Bastaras hasta el Saso. En otras ocasiones la prueba se disputó en la era de Bastaras o la del “Dedudo”.

     Acudían los mejores corredores de la comarca (Ángel Maza, de Robres, o Antonio Elbaile, de Lalueza) que competían con los locales Antonio Sánchez “Pozán” y “Garraseca”.

     En los años veinte los corredores de Lanaja mantenían gran rivalidad con los de Alcubierre, especialmente con “Cañete”. En aquellos años, para romper esta competencia, llamaron a los dos corredores más famosos de Aragón, los hermanos Dionisio y Vicente Magén, afincados en Montañana.

     Una crónica del periódico El Día de 1923 reflejaba el ambiente de la prueba: “Durante las fiestas, ha llamado poderosamente la atención del vecindario el festival atlético organizado por los señores Lorda, Villagrasa y Gazol. Más de cuatro mil personas se congregaron con este motivo, abundando mucho el sexo bello y asistiendo las autoridades locales. Como principal número del festival, estaba anunciada una carrera de 10 kilómetros en pista (80 vueltas)”.

     Los premios pasaron a ser en metálico y en la comarca pueblos próximos surgió una nueva generación de grandes corredores, algunos de los mejores de España: Antonio Gracia, de Salillas, que pertenecía al club Español de Barcelona; Eugenio Pérez y Valentín Rodellar, de Grañén; Ángel Mur, de Selgua; Ignacio Latorre, de Santalecina, o Bautista Peralta, de Sariñena. Tampoco podemos olvidar al popular “Sabatino”, que, aunque casi siempre llegaba el último, ofrecía divertidos espectáculos grotescos. Estos corredores disputaban los premios a afamados corredores procedentes de otros lugares de Aragón y de Cataluña: el olímpico Dionisio Carreras, Alejandro Pérez, Clemente Góez, Mariano Doñate o el campeonísimo catalán Salvador Tapias.

     En Lanaja surgieron nuevos corredores en las décadas de los años veinte y treinta, entre otros, Julián Castillo, Amalio Oliver, Hipólito Zamora o los hermanos Amelio y Elías Vived.  

Julián Salillas, “el Simpato”

     Entre todos los corredores najinos, el más destacado ha sido Julián Salillas, conocido con el apodo de “Simpato”.

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