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García y Adell

Fiestas y Tradiciones en el Alto Aragón. El Verano

Fiestas y Tradiciones en el Alto Aragón. El Verano

José Antonio Adell Castán

Celedonio García Rodríguez 

Editorial Pirineo, Huesca, 1999.

       En los nuevos tiempos el estío es la estación festiva por excelencia. Antaño era la época de mayor trabajo en nuestros pueblos. Las tareas de la recolección en el llano o la recogida de la hierba en la montaña no permitían el tiempo de ocio.

      En la actualidad con la mecanización de la agricultura y el desarrollo del sector turístico nuestros pueblos se han encontrado por un lado con que su población se multiplica con la llegada de turistas, visitantes o hijos de la localidad que regresan en sus vacaciones y por otro  que las faenas del campo dejan también tiempo para el asueto.

        Esto ha permitido que muchas celebraciones festivas se pasen al verano, que la fiesta mayor si era en invierno también sea en este período e incluso que aquellas poblaciones que no tenían celebraciones patronales en verano (Berbegal, Azanuy…) hayan creado sus nuevas fiestas, con distintas denominaciones.

      La noche de San Juan con multitud de rituales en nuestras comarcas es el inicio de esta estación (con el antecedente de la fiesta de San Ramón obispo, festejado en Barbastro y Roda).

      Santa Orosia, a continuación, nos trae dos celebraciones cargadas de rico folklore: Jaca y Yebra de Basa. Finalmente el mes finaliza con la fiesta de San Marcial, en Benasque, donde podemos admirar el ball d´els omes y el ball de les dones.

      En la primera quincena de julio no hay celebraciones festivas destacadas, sin embargo en la segunda quincena se abre un santoral con diferentes fiestas: Virgen del Carmen, Santa Marina, Santa Margarita, Santa María Magdalena, siendo el apogeo con Santiago (Sabiñánigo) y Santa Ana.

      Agosto  es el mes de fiestas por excelencia. La Asunción y San Roque son venerados en numerosos lugares. Junto a ellos San Salvador, San Lorenzo, San Joaquín,  San Bartolomé, Degollación de San Juan, San Agustín o San Ramón Nonato. La festividad del mártir oscense Lorenzo llena las calles de nuestra capital de colorido. Los danzantes siguen emocionando a propios y extraños.

      En nuestros pueblos podemos disfrutar del folklore, las tradiciones, los espectáculos y diversidad de actos. Las comisiones de festejos o los mayorales o mayordomos se esfuerzan en que éstas tengan atractivo.

      En septiembre, que se inicia con San Gil y San Antolín (Sariñena) hay dos fechas importantes: la Natividad de la Virgen y el Santo Cristo. En la primera de estas celebraciones de nuevo muchos lugares con fiestas. Entre ellos destacar Barbastro, Tamarite, Almudévar o Gurrea de Gállego, pero son muchas más.

      Para el Santo Cristo están las fiestas de Graus, declaradas de  interés turístico. También las de Aínsa con la morisma bianual, las de Binéfar, Sallent o Alcolea.

      El 20 de septiembre concluye este ciclo, que nos llevara al otoño. Para nuestros antepasados la “sanmiguelada” o “sanmiguelada” (29 de septiembre) era la conclusión del ciclo agrario y el reinicio de uno nuevo. De ello hablaremos en la  próxima publicación.

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