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García y Adell

Santiago Ramón y Cajal y el ejercicio físico: Edad Adulta

Santiago Ramón y Cajal y el ejercicio físico: Edad Adulta

Cajal, a los 18 años, en pose atlética

  DEPORTES Y JUEGOS TRADICIONALES

Publicado en “Cuadernos Altoaragoneses” del Diario del Altoaragón. Domingo, 23 de junio de 1996

Por José Antonio ADELL CASTÁN y Celedonio GARCÍA RODRÍGUEZ      

    Con el desarrollo muscular adquirido con su enorme fuerza de voluntad, Cajal pronto sustituyó su bastón por una formidable barra de hierro (pesaba 16 libras). Él mismo confesaba que: "vivía orgulloso y hasta insolente con mi ruda arquitectura de faquín, y ardía en deseos de probar mis puños en cualquiera" (1).

Lance por la Venus de Milo

    En varias ocasiones dio a conocer una aventura típica que, en su opinión, "retrata bien, aparte de los efectos mentales de mi manía acrobática y pugilista, el estado de espíritu de aquella generación candorosamente romántica y quijotesca".

    Se refiere al pugilato que sostuvo en los sotos del Huerva con un estudiante de ingeniero, disputándose a puñetazo limpio el amor de una linda damita conocida por la Venus de Milo, que vivía en la calle de Cinco de Marzo y que al fin murió soltera (2).

     En principio el lance concertado era a "estacazo limpio", pero en vista de la desigualdad de los garrotes, convinieron en acometerse a "puñetazo limpio", considerándose vencido el primero que fuera derribado.

     Cajal narraba de esta manera el duelo: "Era una especie de lucha grecorromana, según se estila ahora, aunque sin tantos requilorios. Nos cuadramos, y acordándome yo, sin duda, de los ingleses al comenzar la batalla de Fontenoy, exclamé: «Pegad primero, caballero M.».

 CONTINÚA

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